El siguiente texto fue extraido del libro "Resistencia. Ciudad de las Esculturas" y es publicado aquí con la expresa autorización de la Fundación Urunday.

LA FUNDACIÓN URUNDAY Y LOS CONCURSOS DE ESCULTURA AL AIRE LIBRE.

Resistencia, la Ciudad de las Esculturas, comienza a adquirir su singularidad desde 1950 aproximadamen­te. Voluntades individuales y distintas entidades fueron trasladándose la pasión de promover el arte escultó­rico en sus calles. Resistencia se esculpe y de esa impronta volumétrica y policromática nace la Fundación Urunday (el 20 de noviembre de 1989). Inspirada por las motivaciones de los pioneros y con la fuerza de las instituciones nuevas traza sus objetivos:

-Desarrollar un sector del turismo en Resistencia con proyecciones en el Chaco.

-Promover la cultura mediante una de sus disciplinas.

-Estimular al escultor en su búsqueda formal, conceptual y técnica.

-Propiciar los concursos al aire libre como espacio adecuado para el intercambio sociocultural entre el artis­ta y los distintos pueblos de nuestro país y del mundo.

-Insertar a la Argentina en los circuitos internacionales de concursos de escultura en espacios públicos.

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Desde el Primer Concurso de Escultura en Madera (18 de junio de 1988 en la Plaza 25 de Mayo de 1810) hasta nuestros días la actividad oficial y privada unen esfuerzos. Del comité organizador constituido en la pri­mera época surge la Fundación Urunday que trabaja permanentemente para la organización de cada con­curso. Las familias, amigos, compañeros de trabajo, socios, comprenden las postergaciones y en algunos casos se convierten en fervientes colaboradores; los conocidos y desconocidos que se acercan y se contagian de esa necesidad espiritual son bienvenidos al equipo independientemente de todos aquellos a quie­nes se recurre con frecuencia formando la constelación que, mediante el consejo necesario, reduce el ca­mino a la pretendida excelencia.

A partir del origen de los concursos el pueblo se hace presente. ¿Atraído por los ruidos de las motosierras o por el interés en la plástica? ¿Puede resultar una tentación tomar un colectivo en cualquier esquina de Re­sistencia, descender en la plaza centenaria y disfrutar del sol invernal con la familia mientras se observa un suceso inusual? ¿Tal vez porque los niños descubren un mundo nuevo, misterioso y arrastrando a sus ma­yores, utilizan su derecho a opinar a través de un voto; participan de los encuentros infantiles a unos pasos de los grandes escultores y cuando terminan su trabajo reciben un reconocimiento de escultor a "escultor”?. Una de las indiscutibles razones es el periodismo local que se "apodera" de los concursos y ese sentido de pertenencia conduce a la difusión permanente de la cronología y la consecuente polémica popular: ¿Mámol o madera? ¿Figurativo o abstracto? ¿Es correcto el veredicto del jurado?

De concursos nacionales pasaron a internacionales. En ambos estilos la convocatoria entre los escultores sobrepasa las expectativas. Los políglotas, voluntarios, practican diferentes idiomas y se escuchan lenguas extrañas en toda la plaza. La curiosidad va en aumento y siempre hay alguien que contesta las preguntas.

Conferencias, charlas informativas, un poco de historia. La polémica sigue y los gobiernos, intendencias, escuelas, el comercio, hoteles, casas de comida, industrias, empresas de servicios, el campo, continúan acercando lo suyo, desde el primer día, sin exigir exclusividad. Se hacen eco de la necesidad espiritual de todo un pueblo que hoy, a once años, se ha convertido en una de las atracciones de la escultura nacional e internacional. Mientras diversas manifestaciones artísticas, provinciales y nacionales, se desarrollan para agasajar a los escultores, los turistas y el deleite del pueblo, todo aquel que llega a esta tierra, durante los inviernos, se lleva los sentidos colmados de una fiesta cultural - turística/ popular multitudinaria y de la ex­quisita belleza interior que se produce al contacto con la calidez del habitante chaqueño.

Sabemos que falta mucho camino por recorrer pero la respuesta positiva de todos los sectores de la pobla­ción, consolidando la identidad de esta joven ciudad a través del aporte al consciente o inconsciente colec­tivo, motiva a este grupo de voluntades que se emociona al observar a los niños cuando acarician una es­cultura y más tarde llevan de la plaza trocitos de mármol o madera quién sabe con qué sueños de escultor, o cuando una señora, con más de ochenta años, llega acompañada de sus hijos, dificultosamente y orgullosa, para participar en los encuentros de escultura en jabón. Estas actitudes nos comprometen y fortalece para continuar con este sueño que seguirá realizándose si seguimos juntos... "Simplemente", juntos.

 

HEREDEROS DE UN LEGADO

Efraín Boglietti: El gran motivador. Ultimo integrante de COPROAR (Comisión Para la Promoción Artística d Resistencia) y miembro de la Fundación Urunday, lega a esta institución las últimas treinta esculturas que constituían el patrimonio de aquella entidad. A un mes de su deceso fueron inauguradas durante el cuarto concurso de esculturas. Este legado nos obligó moralmente a continuar la tarea emprendida hace varias décadas por Aldo Boglietti y El Fogón de los Arrieros (su casa y expresión de su filosofía de vida) quien merecería extensos capítulos escritos por los que conocen mejor su historia. A partir de ese momento los concursos se sucedieron utilizando materiales no perecederos y sus obras resultantes, hoy nos acompañan, como las otras, regalándonos algunos segundos diarios de felicidad, si las miramos con los ojos del alma.

 

Mimo Eidman.

Arquitecta y escultora.